lunes, 12 de noviembre de 2012

Homosexo

   Poco sentido tiene que el discurso eclesiástico nos hable siempre de igualdad si, después, la Conferencia Episcopal califica de “gravemente injusta” la decisión del Tribunal Constitucional de avalar el matrimonio homosexual. Aseguran que con esta decisión se origina una “exclusión de toda referencia a la diferencia entre el varón y la mujer”.
  
   ¿Dónde quedan entonces las igualdades? Si, según ellos, todos somos iguales a ojos de Dios, ¿por qué predican que no podamos serlo a ojos de la justicia?
   
   Cavan su propia tumba: empeñados en construir una sociedad ideal basada en cánones sexuales que, no advierten, están en plena crisis y reforma. Con ello no digo que renuncien a lo que la Biblia afirma, pero basar ciegamente el juicio social a lo que recoge un escrito de más de 2.000 años de antigüedad no me parece lo más coherente. La historia ha cambiado y, con ella, la sociedad y sus actores más aún. No llama tanto a juicio el matrimonio homosexual como el uso del término igualdad que hacen.

No hay comentarios:

Publicar un comentario